Nuestro escritor, José Saramago (del que por cierto podéis averiguar una curiosidad sobre su apellido pinchando AQUÍ), hizo una crítica muy aguda a la tiranía del poder y a los valores que el género humano ha perdido en una de sus obras más conocidas: Ensayo sobre la ceguera, donde se da la paradoja de que sólo desde la ceguera se puede llegar a comprender la verdad. Últimamente hemos incidido también nosotros en esta idea a través del personaje más famoso de nuestra literatura: Don Quijote. A veces sólo se puede vivir plenamente gracias a los sueños -que no dejan de ser algo parecido a la esperanza-, porque rendirse ante la realidad que corroe el mundo nos hace morir, como simbólicamente lo hace el célebre hidalgo manchego. Tal vez, como Saramago propone en su obra, para ver la luz convenga cegarse, para soñar convenga tener siempre a punto la locura: ¿buscas gigantes o te tropiezas con molinos?, ¿ves ejércitos o rebaños?, ¿tu Dulcinea ensarta perlas o trilla el heno?
Si tengo que manifestarme -hablo de mí-, apuesto por los gigantes, por los ejércitos, por los sueños que nos dan la posibilidad a vivir llenos de luz. Y si perdemos en la batalla, siempre encontraremos un escudero que nos eche una mano... ¿Y tú?